3 formas de convertir datos en planes de crecimiento. Evaluaciones en desarrollo real
En los procesos de evaluación de habilidades, uno de los mayores retos para las áreas de talento es cerrar el ciclo: transformar los resultados en acciones concretas de desarrollo para las personas evaluadas. No basta con obtener datos, lo que realmente genera valor es qué hacemos con ellos.
Hoy más que nunca, RRHH cuenta con herramientas potentes que entregan información valiosa sobre el estado de madurez de las habilidades blandas y digitales. Pero si esos datos no se vinculan con decisiones y rutas de acción, corren el riesgo de quedarse en un informe más.
Desde nuestra experiencia en Tezti, proponemos tres formas de convertir los datos evaluativos en planes reales de crecimiento dentro de la organización:
1. Academias internas alineadas a brechas reales
Imagina que una evaluación detecta que la habilidad de comunicación efectiva tiene un nivel intermedio generalizado en el equipo comercial. En lugar de ofrecer capacitaciones genéricas, puedes vincular esa información con módulos específicos de tu academia interna o LMS. Ejemplo: Lanzar una microserie de contenidos prácticos sobre presentaciones persuasivas, manejo de objeciones o escucha activa, dirigida solo a quienes presentaron esa brecha.
2. Programas de mentoring con propósito
Los reportes de evaluación también permiten detectar fortalezas dentro del mismo equipo. Si identificas a colaboradores con alto nivel en habilidades como liderazgo colaborativo o adaptabilidad, puedes invitarlos a participar como mentores de colegas que están desarrollando esas competencias. Esto no solo dinamiza el aprendizaje entre pares, sino que empodera a los propios talentos como agentes de desarrollo.
3. Diseño de rutas de crecimiento personalizadas
Con un diagnóstico claro de habilidades, es posible diseñar planes de carrera más ajustados a cada perfil. Por ejemplo, si una persona apunta a una posición de liderazgo pero necesita fortalecer su pensamiento estratégico, el área de talento puede priorizar ese eje en su plan de desarrollo. Incluso sin una ruta formal, plataformas como Tezti ofrecen recomendaciones individuales para que el evaluado tenga una guía clara y accionable sobre cómo seguir creciendo.
La clave está en no evaluar por evaluar. Un buen proceso de medición se cierra cuando se transforma en aprendizaje, en oportunidades, en evolución.
Los datos deben hablar. Pero más importante aún: deben activar.
¿Tu organización está usando los resultados de evaluación como motor de desarrollo? ¿O aún queda el ciclo abierto?